Zapatistas en Buenavista de Cuéllar, Guerrero
Sergio Lugo
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Zapata junto con Villa y Ricardo Flores Magón, representan para mí lo más esencial de la Revolución Mexicana. Emiliano Zapata murió asesinado el 10 de abril de 1919, se cree que por órdenes de Carranza. Para contribuir al debate sobre el zapatismo, presento una versión negativa sobre esos revolucionarios contada por gente del municipio de Buenavista de Cuéllar, Guerrero. A la conclusión que llego es que los zapatistas que mencionan eran personas que no siguieron el ideario de Zapata en cuanto a justicia y libertad, sino del bandidaje como el general Pedro Saavedra y el coronel Julio Pineda.
Me baso en el relato titulado Epopeya escrito por José Figueroa Ayala, quien nació en los Amates, Guerrero. Él contaba con 17 años cuando comenzó el conflicto entre Buenavista y los zapatistas, participó en el movimiento armado desde el 30 de abril de 1917 al 10 de enero de 1918. Posteriormente se dedicó a la minería. Él ya falleció por lo que su hija Eva Figueroa Velasco me hizo llegar dicho documento.
También me valgo del libro Historia de Buenavista de Cuéllar, escrito por Héctor I. Arizmendi Nieto. El texto no tiene la fecha de su publicación ni la editorial, pero leyendo su presentación, al parecer salió en 2002.
Buenavista de Cuéllar colinda con Iguala, Huitzuco, Taxco y Morelos. Fue fundada el 30 de mayor de 1720 por familias españolas y cristianas. Se caracteriza por su bello paisaje y la hermosura de sus mujeres.
Cuenta José Figueroa que en enero de 1917 por órdenes de Carranza, entonces presidente de México, sus tropas salieron de Guerrero, por lo que los zapatistas se apoderaron de Buenavista, bajo las órdenes del general Pedro Saavedra, apodado el “barbas de oro” quedando como jefe de esa plaza el coronel Julio Pineda. Ellos le exigieron a Buenavista un pedido de doscientas cargas de maíz y diez yuntas, si no cumplían se llevarían a la fuerza a diez mujeres.
Arizmendi informa que por esas razones se reunieron el 10 de abril de 1917 en Tenaño, Ambrosio Velasco, Miguel Figueroa y cuatro más. El general Saavedra ordenó al coronel Pineda que fusilara a 10 personas si no cumplían con su pedido. La noche del 29 de abril se atrincheró todo el pueblo para esperar a los zapatistas puesto que la mañana siguiente era el día de entrega del pedido. Fue nombrado Gabriel Velasco jefe de la lucha de Buenavista. José Figueroa narra arduamente la batalla entre el pueblo y los zapatistas a lo que él llamó el “día glorioso del 30 de abril”, donde fueron derrotados los zapatistas y fusilado el general Palacios. Ese día lo festeja el municipio.
Continuando con el relato, el pueblo pidió ayuda al presidente Carranza, él decidió ayudarlos. Por los rumbos de Iguala, andaba huyendo el general ex zapatista Lorenzo Vázquez, puesto que tenía diferencias con Emiliano Zapato. Viendo la situación de Buenavista, el general Vázquez quiso aprovecharse de ellos. El 4 de mayo, cerca de ahí, otro general zapatista llamado Victoriano Bárcenas, habló con Melesio Aranda y varios más de Buenavista, ellos le explicaron que estaban armados debido a la crueldad del general Saavedra. En Buenavista el general Bárcenas les dijo que para que Emiliano Zapata les creyera que no eran carrancistas, le remitieran vivo o muerto al general Vázquez, ya que el zapatista creía que estaban con el disidente. Bárcenas le regaló un caballo a Gabriel Velasco y ofreció no molestarlos, cosa que cumplió.
Mientras tanto al percatarse la gente de Buenavista que el general Vázquez los iba a traicionar, lo tomaron preso pero como éste se resistió lo mataron. Le mandaron el cadáver a Zapata en Tlaltizapan, Morelos, quien lo mandó colgar por traidor.
El 10 de mayo Emiliano Zapata en la hacienda de Santa Fe, habló con unos ancianos de Buenavista, ellos le explicaron los motivos de su levantamiento. Zapata accedió y puso al mando de ese poblado al general Benigno Abúndes, a quien José Figueroa consideró como “hombre honrado y de buen corazón”. El 5 de junio se enteraron que el general Silvestre Mariscal de parte del gobierno, estaba en Iguala para auxiliar a Buenavista, por lo que Melesio Aranda, Filiberto Figueroa y Faustino Trujillo le mandaron un mensaje y mezcal al general Benigno Abúndez en el que le agradecían su protección y le pedían que abandonara su pueblo, él aceptó.
El general Mariscal ascendió a su ejército constitucionalista a Gabriel Velasco como capitán, Ezequiel Velasco y Miguel Román como capitanes primeros, entre otros. Unos más no recibieron ningún pago. Todos ellos se enfrentaron al general Saavedra que seguía cometiendo brutalidades. La batalla final fue el 10 de enero de 1918 en la que el pueblo de Buenavista junto con carrancistas, derrotaron a los zapatistas, esta epopeya también la narra detalladamente José Figueroa. A partir de esa fecha los zapatistas se fueron alejando de Buenavista, Guerrero.
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